anti-gay-laws-uganda-africa_70363_600x450En muchos Estados africanos, aparte de poder ser detenidas, las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI), o las que son percibidas como tales, corren un mayor peligro de ser víctimas de otras formas de persecución. Pueden ser más vulnerables a los ataques violentos, tanto dentro como fuera del ámbito familiar, y se arriesgan a ser detenidas por conducta homosexual si denuncian un delito. También tienen probabilidades de ser apartadas por miembros de sus familias y a verse estigmatizadas por la sociedad en general.

La situación de la comunidad LGBTI de Uganda, por ejemplo, es extremadamente difícil, con numerosos casos documentados de discriminación, detención arbitraria, reclusión ilegal, tortura y otros malos tratos. Ser homosexual es un delito que se castiga con cadena perpetua. Desde 2009,ya en 2014 está castigado con la muerte.  Las repetidas iniciativas parlamentarias que han intentado aprobar la llamada “ley anti-homosexualidad”se han salido con la suya, ya podemos hablar  de la  inclusión de la pena de muerte para casos de “homosexualidad agravada”. Podríamos hablar de muchos más países que vulneran los derechos humanos de este colectivo , como Ghana, Camerún, Nigeria o Sudáfrica, dónde incluso las violaciones o palizas hasta la muerte quedan sin investigar.

La cruzada ‘antigay’ no solo obedece a la defensa de unos valores pretendidamente familiares, sino que la mayoría de líderes políticos de estos países han encontrado el argumento perfecto para satisfacer a una comunidad puramente religiosa y que exige acabar con unas minorías, a cambio de poder eterno. Al fin y al cabo todo es conseguir más y más. Para luchar contra estas injusticias nos encontramos por otro lado a los activistas internacionales de los derechos del colectivo LGBT que culpan también a los países donantes, incluyendo Estados Unidos, partidario de una diplomacia entre bastidores de que sigan adelante estos proyectos que atacan directamente a una minoría que no tiene margen de maniobra y está abocado a vivir bajo el horror de unos cuantos. La diplomacia sigilosa ha fracasado hasta el último momento.