Ana Botella vuelve a ser noticia en Madrid, pero esta vez nada tiene que ver con una invitación para una “relaxing cup of café con leche” en la Plaza Mayor, esta vez la alcaldesa, ha vuelto a las andadas creando un nuevo conflicto con el colectivo LGBT.

El punto de desencuentro, es el ruido y la consecuente multa. Según Ana Botella y el centro de control medioambiental, sobrepasa los límites establecidos durante la celebración del Orgullo de Madrid, que tiene lugar cada año la primera semana de julio.

Los organizadores del Orgullo, no es la primera vez que son multados, pero jamás las cantidades habían llegado a ser tan reveladoras: 160.000 euros tendrá que pagar  la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). Han pasado cuatro años desde su primera multa, que ascendía a 35.000 euros, el resto de multas en ningún caso sobrepasan la última cantidad, si hacemos una suma del total.

Ana Botella, siempre ha sido especial en su trato con el colectivo, es más, este desencuentro es una caricia, si tenemos en cuenta sus desplantes y sus desagradables a la vez que torpes comentarios sobre nuestra forma de vivir la vida.

Aún recuerdo aquel ataque a Zapatero cuando desde Roma le dieron un planchazo por el apoyo al matrimonio gay del presidente y su gobierno, diciendo que ZP “había traicionado a la patria por complacer a un lobby poderoso”  añadiendo que” esta ley suponía una involución en nuestras costumbres”.

Además, recordado por todos es su comentario sobre manzanas y peras: “El matrimonio entre homosexuales es tratar de la misma manera lo que es diferente. Si se suman dos manzanas, pues da dos manzanas. Y se suman una manzana y una pera nunca puede dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta”, declaró. Ay Señor, lo que hay que oír.

Y como estas cositas no le han parecido nunca suficientes, la alcaldesa, ha dejado entrever en más de una ocasión la no celebración del orgullo Gay, siempre poniendo como excusa el descanso de los vecinos. La realidad es que “Anita” no termina de llevarse bien con nosotros, así que debemos asumir que esta relación está avocada al fracaso más estrepitoso, y  sobretodo tenemos que estar atentos, esperando la próxima jugada de la alcaldesa no electa de Madrid, porque como bien sabemos, ella siempre vuelve.

Desde aquí, sólo nos queda desearle un buen peluquero, un buen profesor de inglés, y un buen polvo, Ciao Ana!

Mary Pride