Nagore Robles nos muestra su lado más íntimo y natural en una entrevista para la sección ‘Dale al Play’. La basauritarra, de 30 años, 31 el próximo y cercano 10 de febrero, deja a un lado su faceta más polémica y nos regala un cachito de corazón. Tal como ella cuenta, su vida cambió en el momento en el que ‘Gran Hermano’ le dio la oportunidad de darse a conocer y que todos la conociéramos.

No siempre la televisión lo muestra todo y prueba de ello es que el personaje muta con una facilidad camaleónica. Se atisban maneras agresivas y guerreras detrás de una pantalla que maneja como pez en el agua mientras que inevitablemente el corazón y las miradas muestran una persona sencilla, natural y cercana a la cotidianeidad del día a día más simple.

Con un marcado carácter, ella misma expone que tiende a monopolizar conversaciones y que le cuesta mucho mantenerse callada, cosa que por otra parte intenta controlar, pero que difícilmente consigue. Como si pareciera que sus ganas van más rápido que su mente y sin tiempo para reflexionar una alternativa. Nagore es lo que es, tal cual se muestra, su impactante perfil físico exige que sus palabras y acciones vayan acordes a un ritmo que únicamente controla su alma, infatigable y siempre a la expectativa, como si no pudiera parar y no quisiera hacerlo.

Desprendiendo un halo de fe inquebrantable en lo que hace y en cómo lo hace, no se acechan miedos, solamente se percibe la incoherencia de trasmitir calma dentro de un ritmo tan frenético de diálogo. No para, es una yegua desbocada. Como si todo lo envolviera con la calidez de quien maneja cada registro y no dejara entrever retazos inconexos.

Como si de mil batallas hubiera salido, dentro de una dinámica de euforia, regala palabras que nacen en la experiencia y se reducen a lo esencial, los amigos y la familia, además de la admiración profunda de una hija hacia su madre. Nagore está feliz y vive cada momento sabiéndose una afortunada, entendiendo que esto quizás no dure para siempre, y dando a entender que la vida le exige unas reglas de juego y que ella está dispuesta a jugarlo y a jugárselo todo por sentirse especial y en una situación que sabe le puede traer muchas cosas positivas.

Es cierto que no todo son rosas en el camino, de hecho, Nagore ha recibido cera siempre, como rasgo marcado de su reciente trayectoria televisiva. Jamás ha dejado indiferente y son muchas las voces que de forma gratuita han atacado cada una de las decisiones y declaraciones de la vasca. No todo vale, y  ella ya aprendió a manejar las fichas de este ajedrez y no se mantiene al margen.  Lo cual la ha convertido en un gancho perfecto para dinamizar diferentes espacios de entretenimiento en la televisión.

Por el camino, un cúmulo de experiencias que la han convertido en los que es hoy en día, derrotas y victorias, momentos buenos y no tan buenos. El descubrimiento de los placeres más inherentes al ser humano, caricias que dejaron huellas imborrables, palabras que significaron tantas cosas, y siempre la misma sensación de que el optimismo jamás abandona a Nagore Robles para seguir escribiendo su propia historia.