amo_a_mi_hijo_gay_pins-r8bdcd31d6e934c2987a41b1f43841094_x7j3i_8byvr_512Importantes estudios destacan la incidencia que el rechazo o la aceptación familiar pueden tener sobre la salud, la vida, la felicidad y el bienestar de los adolescentes homosexuales bisexuales y transexuales.

El estudio realizado por el equipo de la Dra. Caitlin Ryan en la universidad de San Francisco (2009), llevado a cabo durante 10 años, sobre 6000 adolescentes  homosexuales y sus   familias, ha demostrado que existe una relación clara y precisa, entre comportamientos que expresan rechazo por parte de las familias, y una exposición a graves riesgos para los adolescentes LGTB.

El rechazo o la incomprensión familiar conllevan un mayor riesgo de exposición a enfermedades como: anorexia, bulimia, depresiones, consumo y abuso de sustancias y un elevado porcentaje de intentos de suicidio para estos/as jóvenes.La aceptación con normalidad de estos adolescentes por parte de la familia, los protege del potencial suicidio, depresión y abuso de sustancias, además de mejorar su autoestima y proteger su salud en general.

¿Cómo afrontan las familias las diversas situaciones familiares que se producen al conocer la homosexualidad de un hijo o de una hija?

Los padres y madres de los adolescentes asisten a ese proceso desde fuera. Algunos charlan con sus hijos habitualmente de estos temas y permiten que los chicos les trasladen sus posibles dudas. Otros contemplan asustados a sus hijos cuando creen que la orientación sexual definitiva será la homosexualidad. Pero la pregunta es porqué tienen miedo los padres.

En algunos casos se trata de homofobia que es como se llama el odio a los homosexuales. Hay personas que no admiten que haya homosexualidad. A lo largo de toda la historia ha habido personas así, como ha habido homosexuales. Y ese odio no es diferente del racismo o el sexismo. Muchas de estas personas sienten ese odio porque desconocen lo que es la homosexualidad. No saben que la homosexualidad es tan natural como la heterosexualidad, que no hay nada, al margen de la condición sexual, que distinga a heterosexuales y homosexuales. Ese rechazo proviene, en definitiva, de la falta de información.

El rechazo social. La mayoría de los padres que viven con temor la posible homosexualidad de sus hijos o hijas no son homófobos pero temen que sus hijos sufran más que el resto. Todos los padres del mundo intentan que sus hijos sean lo más felices posible y, en principio, es cierto que la sociedad se lo pone más difícil a los homosexuales que a los heterosexuales. Los padres de adolescentes que creen que sus hijos pueden ser homosexuales temen muchas veces que sus hijos vayan a sufrir rechazo y que tengan que vivir con menos derechos que los heterosexuales. Es una preocupación legítima y real. Pero es importante que estos padres entiendan que la forma en la que ellos acepten la orientación sexual de sus hijos será definitiva para la forma en la que estos se enfrenten al resto de la sociedad. Si los hijos advierten ese miedo en sus padres, les creará inseguridad y esa inseguridad les dificultará aún más la integración. Por eso es importante que los padres resuelvan sus miedos lo antes posible y se preparen para ayudar a sus hijos a tener una alta autoestima. Así les será más fácil combatir la intolerancia y la discriminación.

También la mayoría de los padres se hacen ideas preconcebidas sobre cómo será la vida de sus hijos, y eso les pasa incluso a los que intentan no hacerlo. Y esas ideas generalmente están basadas en estereotipos: crecerán sanos, practicarán deporte con éxito, irán a la universidad y obtendrán buenas calificaciones, se convertirán en adultos y tendrán una familia. En ese esquema no suele entrar la homosexualidad. Por eso hay muchos padres que sienten miedo cuando creen que sus hijos adolescentes son homosexuales porque esa posibilidad no la han contemplado en su esquema previo mental, incluso cuando ese esquema sea inconsciente.

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