¿Actitud impostada o verdadera salida del armario masiva? Hoy si en el papel cuché no vives un “girl crush”, no eres nadie.
Las chicas malas no saben ya qué hacer. ¿Un selfie en paños menores? ¿Raparse la cabeza? ¿Consumir cocaína en la portada de un tabloide de tirada nacional? ¿Comprarse un toy boy?
Después de llevar la sangre de su amado esposo en un tarrito colgado al cuello, predicar en una secta, apuntarse al no a la guerra atavíadas como las FEMEN, o incluso defender el ars vivendi de los Amish en Utah, nada es lo suficientemente transgresor.
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Hasta ahora. Cuando asistimos perplejos a la glamourización de la homosexualidad/bisexualidad. Se trata del fenómeno “lesbian chic”, al que ya se refieren las principales cabeceras de moda como el novamás. Del beso lesbico esporádico de Madonna y Britney a verdaderas relaciones GAP: gay and proud.
No aludimos a la última portada del Interviú en el que Aguasantas y su hermana posan ligeras de ropa y en actitud más que cariñosa. Tampoco al affaire que vive la hija de Ángel Cristo. Ni siquiera a la reciente reconciliación de Elena Anaya y “su chica”. Hablamos de verdaderas celebrities consagradas.
“Aprecio a los hombres y a las mujeres. Me encanta el cuerpo femenino y realmente adoro sus formas. Quiero explorar. Nunca digas nunca”. Son las últimas declaraciones de la bellísima Miranda Kerr, quien desde su separación de Orlando Bloom parece haber perdido sus alas de ángel para coquetear con el lado más salvaje de su sexualidad.
Un ángel caído que no está sólo en su andadura. En las últimas semanas hemos conocido la relación entre la top model y aristócrata inglesa Cara Delevigne y Michelle Rodríguez, con quien retoza estos días en las playas del Caribe, la confesada atracción que siente Cameron Díaz por muchas de sus amigas, la salida del armario de la adorable “Juno” y hemos seguido con fruición los encuentros y desencuentros entre Lindsay Lohan y Samantha Ronson.
¿Actitud impostada o verdadera salida del armario masiva?