daniel_zamudio-1El pasado mes de octubre, Wladimir Sepúlveda Arce, un jóven homosexual chileno de 21 años, fue brutalmente agredido en San Francisco de Mostazal, al sur de Santiago de Chile. La paliza fue tal, que desde entonces ha estado ingresado, en estado grave, conectado a un ventilador mecánico y sufriendo un daño cerebral severo.

Siete meses después de esa brutal paliza, este domingo Wladimir fallecía en el Hospital de Rancagua. Una historia que recuerda a la de Daniel Zamudio, también fallecido por otra agresión que incluso originó la creación de una ley contra la discriminación.

El caso es que otra vez nos tenemos que tragar noticias como estas, que lo único que dejan claro es que vivimos en un mundo en decadencia, que a pesar de los avances tecnológicos, los avances humanos son proporcionalmente menores. Cuanto más sabemos, más ignorantes nos volvemos.

Cada vez que intento imaginarme  a un grupo de gente con la intención de propinar una paliza a alguien por cuestiones tan absurdas como la sexualidad, la religión, el equipo de fútbol, la raza, etc.. Me pregunto en qué momento su cerebro pasó de ser una masa gris a convertirse en un guisante podrido.

Está visto, pues, que la existencia de un marco normativo favorable a la eliminación de las actitudes discriminatorias no es suficiente si la sociedad no asume como propio el objetivo que las leyes persiguen. Lo  de hoy dejará, pues, la constancia de que la homofobia es un mal de la sociedad que debe ser erradicado, pero sobre todo, que las tareas pendientes para lograrlo son todavía muchas.