El otro día, tuve la oportunidad de acudir a unas jornadas de éxito y social media #exitoysm y una de las ponencias la lideraba Andy Stalman, si alguno no lo conoce, sólo tiene que buscar en Internet y saldrá de dudas en un click.

AndyStalmanLa ponencia en sí, manejaba un contexto de uso de redes sociales, pero salí de ahí pensando que eran lo menos importante de todo el entramado al que nos enfrentamos los que queremos contar algo. No deja de ser el canal. Lo más importante es ser capaz de contar las historias que más conecten con el público, y logren alcanzar el corazón de estas personas.

Entonces me surgió la pregunta, ¿Cómo podemos alcanzar el corazón? Actuando, generando acciones que potencien la necesidad de cambiar nuestro entorno, cambiar la forma de ver las cosas, de hacer las cosas, en definitiva, cambiando nuestro mundo. Y aquí es dónde Andy Stalman empezó a inspirarme: ¿Podemos cambiar el mundo? Stalman manifiesta que con gestos y con pequeñas cosas reiteradas en el tiempo, éstas se convierten en hábito, hacen que nuestra relación con el mundo sea diferente.

“Si cambiamos nuestro entorno, estamos cambiando el mundo”

El cambio ha sido un problema constante en nuestra sociedad, desde los filósofos griegos pasando por diferentes escuelas de psicología lo han abordado y parece una constante que nos resistimos a él, a la gente nos gusta sentirnos cómodos en nuestro status quo.

Así que el genio argentino, tuvo la grandísima idea de utilizar la afirmación del neuroeconomista Paul Zak  que dijo en Ted Global que “darse ocho abrazos por día no sólo nos haría más felices individualmente sino que transformaría el mundo en un lugar mejor” y puso en marcha la iniciativa de los ocho abrazos al día. “Abrazarse hace bien. Porque los abrazos generan oxitocina”. La gente que abraza, piensa mejor, es más feliz y crea un mejor clima en su entorno. Así que, ¡qué mejor fórmula para empezar a cambiar nuestra parcela en el mundo!.

Creo firmemente, que las personas, no hemos terminado de hacernos las preguntas más adecuadas, no se trata de ser importantes nosotros, se trata de hacer cosas que importen, que tengan un impacto. Debemos romper con la normalidad, romper con esa comodidad que impide que progresemos, debemos dejar de pensar y debemos actuar más, creer en los detalles, cualquiera de ellos, puede marcar la diferencia. Como dijo Andy, “si somos nosotros los que creamos el juego, el juego lo ganaremos nosotros”.

Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno. El siglo XXI demanda que vayamos hacia delante, que experimentemos, que nos caigamos, pero sobretodo que seamos capaces de levantarnos , que tengamos actitud ante el cambio, al fin y al cabo ese es nuestro desafío.

Por esto, yo también propongo que nos demos 8 abrazos al día de seis segundos cada uno (“con el fin de tener un impacto químico en el cerebro, un abrazo debe durar un mínimo de 6 segundos”) y empecemos a dar pequeños pasitos que cambien nuestro mundo y si es añadiendo un poquito de amor, mejor que mejor.

Mary Pride.

(Este vídeo lo subío el propio Andy en un post que él mismo escribió en el blog tendencias21)