La cineasta mendocina Carina Sama propone en Madam Baterflai, un recorrido por las vidas de cuatro travestis y una transexual de la provincia, por sus deseos, pasiones y caminos elegidos para tratar de ser ellas mismas las que decidan acerca de quienes quieren ser.

En 2007 en la provincia argentina de Mendoza, al igual que en muchas otras, todavía se seguían cumpliendo los edictos policiales que impedían a un hombre vestirse de mujer que, sin embargo, no ponían objeción alguna a que una mujer lo hiciera “con galera, pantalones o saco y corbata”, como recuerda Sama en diálogo con Télam.

Sama entra con su cámara en ese mundo y deja que las protagonistas expongan sus sentimientos, sus dudas, la forma en que trataron y siguen tratando de elaborar su elección, incluso porque su entorno, de diversas maneras, genera una exclusiónque, a veces, termina condenándolas a la marginalidad, incluso a la prostitución, es decir castigándolas.

Esa forma de castigar lo diferente que observó en lo cotidiano la puso manos a la obra, es decir encontrar a las protagonistas de estas historias que hablan de cómo cada encararon ser ellas mismas a pesar del conservadurismo, los prejuicios y también de la hipocresía de una sociedad que sigue ofreciendo resistencia a lo diferente.

“Mucha gente cree que se trata sin excepción de historias marcadas por la oscuridad y la tristeza, sin embargo, y a pesar de la dureza de la mayoría de sus experiencias, se trata de personas que tienen una manera muy vital de ver la vida, de superar los encontronazos, incluso dueñas de muy buen humor que con frecuencia aparece en las entrevistas”, asegura convencida Sama.

La película, que se conoció en el Festival Unasur-San Juan y se estrena hoy en el Espacio Incaa Km.0-Gaumont, participará además en el Festival Festival de Cine Político (Ficip), en la Sección Temática Diversidad, del 8 al 14 de mayo en la ciudad de Buenos Aires, y en la competencia oficial de Libercine, del 15 al 21 de mayo.

Casi a la manera de conclusión en su filme, Sama recurre al mapping sobre los cuerpos desnudos de algunas de ellas, es decir a la proyección de imágenes que a la vez ayudan a recrearlas como si fuesen La maja desnuda, de Goya o la Venus de Boticelli, por ejemplo, una manera de exponerlas como sus propias construcciones artísticas.

El filme que Sama quiere que sea principalmente visto por público joven, nació del respaldo que permitió una propuesta de mecenazgo del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a la que suscribió la Fundación Itaú, así como del apoyo del Incaa, y ya está comprometido para ser proyectado en Brasil, Bolivia, Uruguay, Chile y Canadá.

“Elegí al azar 5 personas, por edades y temas que se podría tratar a partir de sus vidas: Joseph, es la historia, superó la dictadura, hace stand up y también es bailarina; Mariana, es la inocencia y la familia; Marcela es la construcción de la mujer, las operaciones, la fragilidad de ser; Paloma, es lo ilegal, lo prohibido; y Carolina, que es diseñadora, es la mariposa, la madame está operada, pero es la única que a la vez es padre”, explica la cineasta.

Dice la cineasta que fue asistente de importantes directores, como Eliseo Subiela yAdolfo Aristarain, que “para mí era muy necesario hacer este documental. El título como el de la ópera pero escrito a lo `bruto bestia` surgió de que las cinco tenían una alguna mariposa incorporada, que las acompañaba en algo, y cuando les dije cómo le pensaba poner, a todas les gustó la idea, fue fantástico”.

“Cuando hablamos desde el desconocimiento se puede herir mucho a una persona. Mariana me decía que una maestra la odiaba tanto que la hizo repetir un grado. En realidad no podía contener al grupo, y hay maestros que tienen que contener desde lo humano, a pesar de que no entiendan. Por eso queremos que sea visto por gente joven: apostamos a los padres del futuro“, explica.

“Mariana es la que más pudo sobreponerse a toda esta idea, porque detrás tiene una familia que la banca, y Carolina es la que peor la pasó porque es de un estrato social más alto, y esperó hasta los 40 años para sacar a la luz su deseo, es decir hasta que no pudo más. Cuando te empezás a ocultar a vos mismo, creo que hay un momento en el que decís basta, terminó acá“, reflexiona Sama.

Y agrega que “se está hablando de terminar con eso genérico de que a los hombres se los vista de celeste y a las nenas de rosa porque podrías estar forzándolos a algo que en realidad no es lo que quieren. A eso apuntamos. Se trata de elecciones que tienen que ver con pulsiones internas muy profundas. La elección deviene de la base de enfrentarse a lo que uno es”.

“Es interesante que la película haya nacido cuando todavía la observación de estos temas era mucho más dura y haya terminado poco después de alcanzarse el matrimonio igualitario y la identidad de género que más allá de que igual sigan las resistencias, porque se tratan de una legislación de avanzada, están ayudando a cambiar a la sociedad, a conducirla a algo mejor”, asegura.

Sama es contundente: “hicimos esta película con la idea de fortalecer a la familia, para qué entiendan que estas cosas ocurren, que no se deja de ser hijo porque se tenga una elección sexual diferente o se quiera cambiar”.

“Al papá de Mariana lo admiro, porque me dijo que si tuviera tres hijos como ella no le pasaría nada porque piensa en que su hija es muy buena, con un corazón enorme y lo ratificó: `logré mis objetivos con mis hijos, porque conseguí que sean buena gente, me dijo”, agregó.

vía: sentido g